20/09/2024 por Argelio Gallego 0 Comentarios
Las arenas movedizas de las emociones
Sentir emociones no es peligroso. Sentir emociones es un proceso tan automático y natural como respirar.
Ya para empezar esta entrada, me fijo en el título de la misma y me viene a la cabeza “que título más negativo”. Asi que empezaré por ahí.
Que las emociones han sido maltratadas por la sociedad, es un hecho. Y que han sido relegadas por muchos profesionales y estudiosos, es una realidad. Producto de este abandono, quizás, aún seguimos teniendo una visión peyorativa de las mismas.
“Las arenas movedizas” no es algo que yo me haya inventado. Es una metáfora que diseñó una corriente de terapias conocidas como de “tercera generación”, concretamente, la terapia de Aceptación y Compromiso. Mi fin hoy, en esta reflexión, es describirla un poco.
Pensar en las emociones y en lo que me ocurre cuando las siento (si es que me lo permito) sería igual a caer en unas arenas movedizas. Parece ser que la gente que sabe de ellas, dice que cuando caes, lo mejor que se puede hacer es permanecer estático para que no te absorban. De lo contrario, si estás en constante movimiento, lo que hacen las arenas es absorberte.
Haciendo el paralelismo, la persona va caminando por un sendero y, de repente, le ocurre algo que le lleva a caer en las arenas.
LE OCURRE ALGO: ha discutido con la jefa, le han dado una mala noticia, ha contactado con un recuerdo de su pasado…
[Antes de caer en las arenas movedizas, es importante tener en cuenta a la persona: hay personas que sin darse cuenta se caen, otras que hay veces que se caen y otras que no; y un tercer tipo que sabe que hay arenas movedizas y está alerta para no caer en ellas. Que aquí mencione tres, no significa que haya otras formas]
CAE EN LAS ARENAS MOVEDIZAS: siente tristeza, siente enfado, siente miedo
Ya estamos dentro de las arenas, nos hemos caído. ¿Recuerdas qué decían los expertos?
SI TE MUEVES, TE HUNDES MAS: empiezo a asustarme, me critico por sentir lo que siento, me repito “no sé qué hacer”, lloro, centro mi atención en lo que me ha ocurrido, me repito “y si hubiera…y si no…”
PERMANEZCO INMOVIL: acepto que me he caído, no pierdo el control, me doy cuenta de donde estoy, recuerdo que es mejor permanecer inmóvil para no seguir profundizando en las arenas…
Seguramente puedas identificarte con alguna de estas dos formas de actuar cuando caes en las arenas (lo que viene siendo, cuando surge una emoción intensa). Es importante destacar que las dos opciones que se describen parecieran los extremos de un continuo, por tanto ¿Qué pasaría si me coloco en el medio del continuo? Pasaría lo siguiente:
ME MUEVO CUANDO CAIGO, PERO TIENDO A INMOVILIZARME: ¡sorpresa, me he caído! ¿esto qué es? Que desagradable siento, ha sido duro lo que me ha ocurrido…voy a calmarme, intento respirar, voy a pensar que estoy aquí pero que no me quedaré eternamente…
En esta última opción, mientras trabajo para permanecer inmóvil, es importante una tercera cuestión: MIRAR A MI ALREDEDOR. Esto vendría ser poder identificar algo fuera de las arenas que me pueda ayudar a salir; por ejemplo, una persona que me ayude (un amigo/a, un familiar, un/a terapeuta…).
Esta última opción (me muevo, pero tiendo a inmovilizarme mirando a mi alrededor) describiría perfectamente hacerse experto en arenas movedizas, o lo que es lo mismo, empezar a ser consciente de mi propia regulación emocional (como me calmo y vuelvo a un estado más racional).
A todas las personas puede darnos miedo a sentir (lo que vendría a ser miedo de tener miedo), sobre todo si cada vez que caigo en la emoción, hago cosas que no me ayudan a salir, o por el contrario, estoy muy alerta a para no caer nunca en ella.
Si estamos aprendiendo, no se trata de tirarnos de cabeza, más bien de entrar de a poquito, practicar de a poquito, y triunfar de a poquito; sin dejar de contemplar que, en ocasiones, por las coas de la vida, me caeré de lleno en las arenas sin darme cuenta.
Sentir emociones no es peligroso. Sentir emociones es un proceso tan automático y natural como respirar. Tenemos la oportunidad, cada día, de poder aprender sobre ello. Y eso…eso es una suerte.
Os dejo una cancioncita (me encanta la música) para practicar e identificar si esto sería moverme, permanecer inmóvil o una mezcla de ambas:
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